EL PRECIO DE LA DESMESURA.




Lejos de la autenticidad y cerca del padecimiento, las emociones exacerbadas atentan contra la calidad de vida de uno y los demás. En una sociedad ganada por el apuro, la reflexión sobre el propio comportamiento es saludable.



Hay desmesura cuando el ímpetu en las relaciones vinculares cobra una forma desmedida, exacerbada, sin que se pueda regular la manifestación de ciertas emociones, especialmente aquellas que contienen agresividad verbal o actitudinal. 

Cuando la expresión, claramente, produce una sensación de malestar y desborde tanto en quien se manifiesta como en quienes reciben esa manifestación podemos hablar de una forma de vinculación desmesurada.

Inmersos en una sociedad que estimula a saciar rápidamente los deseos y requerimientos, y cuyos mensajes estimulan de manera permanente ciertas  actitudes tales como “no espere mas”, “llame ya”, “soluciónelo hoy”, “viva intensamente el presente” y otras tantas, prácticamente no están consideradas la posibilidad de la espera, la paciencia, la frustración y tolerancia.

Sin embargo, esas características son construcciones internas del individuo que, en proporciones adecuadas, contribuyen con la posibilidad de edificar su adaptación al medio, como también cierta templanza y maduración emocional. 

Cuando estos aspectos de la personalidad se hacen presentes, es mucho más factible el auto-sostenimiento ante situaciones difíciles o complejas, lo cual aumenta en el individuo la capacidad de resolver los conflictos en forma  más efectiva y adecuada.

Esta falta de filtro, que aparece en muchas personas al tener que expresar una necesidad o un reclamo, habla de la propia imposibilidad de adaptarse a lo que acontece y de lo amenazada que se siente casi constantemente. Antes que le demanden, demanda; antes que le griten, grita; antes que le quiten, quita.

Y es que van integrando un círculo donde muchas veces pasan de víctimas a victimarios y viceversa. Se sienten a menudo vulnerables y hasta en riesgo, aunque ese sentir sea difuso y poco reconocible.

Debido a estos estados emocionales, la realidad es percibida de manera distorsionada, “todo estaría dirigido especialmente a mí, todo implica señalamiento y/ o situación de riesgo”.

Como si esto fuera poco y como parte del condimento, se puede agregar el grado de inseguridad que se presenta a diario en las grandes ciudades, la  despersonalización que se genera en instancias vinculares laborales, de estudio, familiares, etc., como así también la no consideración de la individualidad en esta realidad que se transita y no da muchos espacios para revisar y actuar en relación a los obstáculos que ella misma impone.

Entonces, el individuo, ante motivos de menor significancia puede reaccionar con ira desmesurada y dar como respuesta expresiones verbales y actitudes también desmesuradas.

Este desenfreno estaría encubriendo miedo o  inseguridad de ser avasallado por el entorno, a no ser tenido en cuenta, a ser uno más, sentir que su subjetividad se funde con quienes lo rodean. Esto genera angustia y temor.

La sobrecarga de los enojos son límites que no hemos podido ubicar en su lugar a tiempo. Entonces, cuando intentamos expresarlos, salen desproporcionados, sin regular, sin evaluar consecuencias.

Los desbordes, cuando aparecen, también nos indican que, antes, sobre eso que se desborda hubo un control también desproporcionado.

Además, es importante recordar que no deberíamos confundir desmesura con autenticidad. Ser auténtico no implica maltrato o una intensidad desmedida es las expresiones.

Ser auténtico significa poder relacionarnos e interactuar con los otros y con nuestro entorno sin alejarnos de quienes somos. 

Podemos ser auténticos en las coincidencias y en las divergencias, sin necesidad de extralimitarnos en enojos. 

Tener un mayor conocimiento de nosotros mismos puede permitirnos ver en qué punto van esos límites que necesitamos poner para que alivien nuestra tensión y logremos anteponer la mesura a lo desmesurado.

Graciela Taffarelli es Consultora Psicológica, especializada en Desarrollo Personal; clr.gracielataffarelli@hotmail.com;           ahoratiempodecambio@gmail.com
http://consultoriasaludmental.blogspot.com.ar/

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