Este domingo amaneció realmente esplendido en el sector comprendido entre la Punta Popper y el extremo sur de las playas de la Margen.
Un aire casi frío se mezclaba con la brisa cálida de un sol que empujaba atrevido por instalarse cerca de las gaviotas picotonas de caminar urgente y atrevidas como chismosas playeras, cuyos vivaces ojos no pierden de vista el crustáceo inocente para engullirlo vorazmente y correr detrás de otra que a conseguido algún manjar y lo lleva huidiza emprendiendo vuelo...
En la distancia se ven tres puntos, detrás de la niebla que dejan las olas rompientes ya cansadas de acompañar toda la noche el rugir del Mar amo y señor de estas latitudes, se van ensanchando en nuestras retinas
El zoom de la maquina los registra,inconfundible a nuestros oídos el sonido de motores que rasga sin miramientos el viento que se levanta como para no dejarlos pasar,son los guerreros playeros,los Sumarais del Siglo XXI,los que muy temprano en las mañanas dejan sus huellas neumáticas en la húmeda arena y sacuden la quietud de una tranquila y adormecida costa del coqueto Barrio Ecológico y pasan raudos haciendo una elegante coreografía de destreza y habilidades por el naciente Arraigo Sur son los deportistas de los Cuatriciclos,los que al pasar levantan sus manos enguantadas y saludan a un publico de dos personas que los reverenciamos al pasar por nuestro lado,son los que al atardecer se pierden hacia el sur en la vastedad virgen de una playa mientras una nube de aves peregrinas siguen el atronador bramido de estos salvajes corceles de caños de escape y aceleradores, metalizados en el vértigo de la carrera en una maravillosa ciudad llamada el Jardín de la Patagonia,una ciudad que se yergue altiva como una reina frente al océano Atlántico:Rio Grande su majestad;la reina austral que mantiene sus brazos abiertos a la ilusión y la esperanza de todo aquel que llega a sus dominios.
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