VIENTO DEL SUR




Leandro Zanoni Periodista, director de la agencia de nuevos medios tercerclick
Todos los gobiernos crean su propia cultura y, por lo tanto, su propio lenguaje: instalan términos y palabras en la escena pública y mediática. Los dos gobiernos kirchneristas quedarán durante varios años asociados a “relato”, “el modelo”, “periodismo militante”, “crispación”, “AUH”, “matrimonio igualitario”, “678” y otras expresiones menos felices para ellos como “voto no positivo” y “la corpo”. 
Otra palabra de la última déca
da es “ensamblar”, que tanto espacio ocupa en los medios de comunicación a partir de la industria tecnológica de Tierra del Fuego.
 
¿Ensamblar o fabricar? Esa es la cuestión que en los últimos años (y sobre todo después de un informe de TV del programa de Jorge Lanata) genera polémica y divide opiniones. O se está a favor de lo que en el sur se realiza o se está en contra. En general los primeros adhieren al modelo que propone el kirchnerismo y los segundos, en contra. Pero la cuestión no es tan simple y debe analizarse con más profundidad que un River-Boca. Así que para ver con mis propios ojos si en el fin del mundo se fabrican o se ensamblan televisores, la semana pasada visité la planta de la Fábrica Austral de Productos Eléctricos SA (FAPESA) en Río Grande, Tierra del Fuego. La empresa está gerenciada por TV Vision, un joint venture formado por TPV y la holandesa Philips y allí se fabrican principalmente televisores (LCD y LED) y otros artículos electrónicos como afeitadoras, DVDs, electrodomésticos, audio, etc.
 
En 1972 se sancionó la Ley Nº 19640 de Promoción Industrial para incentivar a las empresas a instalarse en Tierra del Fuego y así poblar esa región. La estrategia fue geopolítica, tomada para impedir el avance de Chile y así proteger la soberanía nacional. La Ley, en resumen, exime de IVA y otros impuestos internos a los productos fabricados en la región.
Volvamos a los televisores. En FAPESA se producen íntegramente las placas en base a componentes adquiridos en países asiáticos como China, Japón y Corea. “Desde cero”, repite Roberto Cacheda, el gerente de planta desde su apertura en 1982 cuando el lugar era casi un desierto y ellos eran apenas diez personas. Asegura que lo que hoy fabrican día y noche los 600 empleados de la fábrica no se diferencia en nada con otros polos tecnológicos más maduros como Manaos (Brasil), Hungría y China.
Todo se hace con procesos perfectamente planificados y personas capacitadas, vestidos con delantales blancos y celestes, guantes y conectados a tierra para evitar la estática. El polvo no es bienvenido en una fábrica de electrónicos, así que allí manda la pulcritud.
Pude ver que las placas llegan vacías y luego se van completando (con máquinas y de forma manual) con chips, conectores y transistores hasta terminar dentro de un televisor. Otras personas después acomodan cientos de tornillos diferentes, cables, conectores HDMI y USB, paneles, etc. Por último, se ensamblan las pantallas y se testea el televisor antes de que termine envuelto en la caja. Todo varía, claro, según el tamaño y el modelo del televisor.
Hay sólo un puñado de proveedores de pantallas en el mundo: Sharp, LG y Optronic son algunos. Fabricarlas en el país sería casi imposible por una cuestión de escala: se necesitaría producir varios millones por mes para que el negocio sea rentable y poder competir con el resto.
 
Es cierto que lo único íntegramente industria nacional es la caja de cartón, el telgopor, las etiquetas y los manuales de uso, pero también es cierto que las demás empresas de la región nucleadas en la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE), están trabajando para sumar al proceso a más proveedores locales y así sustituir insumos que ahora se importan, como cables, tornillos, piezas de plástico, baterías, etc. Uno de sus miembros más poderosos es el Grupo Newsan, que agrupa a las marcas de electrónicos Sanyo, Noblex. Philco, Atma y Sansei. Newsan fabrica el 25 por ciento de los televisores y los aires acondicionados nacionales que usamos y acapara más de la mitad del mercado de audio. En Tierra del Fuego tiene cuatro plantas, donde trabajan más de mil personas.
¿Ensamblar o fabricar? El viento sopla tan fuerte en Río Grande que se lleva el debate a otra parte. Mientras, los que viven allí caminan hacia sus trabajos.