Última resaca no es sólo la historia de George Harvey Bone, un alcohólico que deja pasar su tiempo inútil entre bares de poca monta y borrachines perdidos. Es también el relato de un mundo que en 1938 se precipitaba hacia la catástrofe de la guerra, sin que sus habitantes fueran muy conscientes de ello.
Bone se considera un infeliz. Y Hamilton lo sumerge para ello en un ambiente lleno depatetismo y desesperanza, donde todos lo consideran un “tonto de remate”. Mientrassus amigos admiran a Adolf Hitler y a Benito Mussolini y hablan de la inminencia de una paz perpetua, Bone enloquece de amor por Netta Longdon, una mujer vulgar que se aprovecha de los pocos ahorros que le quedan.
Ese objeto de deseo, Netta, estructura todos los padecimientos del protagonista.
Incluso cuando su cabeza hace un “¡Clic!” y su universo etílico desaparece. Se abren entonces las puertas a una dimensión que se desvanece en sombras, en medio de la desintegración social que supuso la preguerra.
Los tiempos “muertos” o de “lucidez”, como describe Hamilton a esa realidad paralela, son esos en los que Bone quiere matar a Netta para radicarse luego en Maidenhead, único sitio donde alguna vez se creyó feliz, durante su infancia. Son también tiempos en los que teme haber robado una tienda o incluso asesinado a un hombre. “Quizá fueran una especie de anestesia que había ideado la naturaleza para prevenir que se chiflara de tanto pensar en Netta”, escribe Hamilton. Ese submundo poco a poco sumerge a Bone en la locura.
Y ahí va su personaje, a través de 320 páginas, hacia el desastre. ¿Una parábola de la sociedad que se precipitó en la Segunda Guerra Mundial? Tal vez, si no tuviésemos en cuenta que el propio Hamilton también fue alcohólico, comunista y adicto al juego, según la descripción de muchos de los contemporáneos que lo admiraron, comoGraham Greene y J.B. Priestley.
Hijo de un padre también alcohólico y una madre que se suicidó, Hamilton dejó su educación formal a los 15 años. Eso no le impidió escribir una docena de novelas, comoThe Slaves of Solitude (Los esclavos de la Soledad – Galaxia Gutenberg 2008), única que hasta ahora existía en castellano, además de exitosas obras de teatro. Su creación más conocida ha sido sin duda “La Soga”, adaptada al cine por Alfred Hitchcock.
Debemos ahora a Ediciones Manantial que Hamilton vuelva a hablarnos en nuestro idioma, esta vez en un libro de edición argentina y traducción de Pedro B. Rey.
Ficha técnica
Última resaca” (“Hangover Square. A Story a Darkest Earl’s Court”), de Patrick Hamilton. Ediciones Manantial, Buenos Aires, 2012, 317 páginas. Traducción de Pedro B. Rey. En Argentina: 110 pesos