Además, comenzaron a circular otras cifras oficiales de venta de entradas. La noche del viernes, en la apertura, la taquilla fue de las más flojas de los últimos años. Estuvo a poco más de 1.500 entradas respecto del año anterior y a unas 2.000 respecto de la edición 46º. Tampoco daba la impresión de que la segunda jornada fuera a destronar a las ediciones pasadas, aunque la cantidad era interesante y una multitud esperaba por Jorge Rojas.
En los últimos diez años, el fervor de las fanáticas de Jorge Rojas fue menguando al punto de que en la noche del sábado no llenaron las plateas ni hicieron cola por anticipado para estar lo más cerca posible de su ídolo. Maduras, ellas, se guardaron el griterío para el momento de la actuación y también los suspiros.
Pasados por agua. Desde la madrugada y hasta el mediodía del sábado, Jesús María estuvo bajo una lluvia torrencial que limpió parte de la suciedad que había quedado en las calles después de la primera noche en que la policía calculó que unas 25 mil personas recorrieron la ciudad y aunque una ínfima porción de ese número ingresó al anfiteatro.