BACHILLERATO TRANS: “NO ES LA PIEDAD DEL ESTADO SINO LA JUSTICIA LO QUE NOS TRAJO HASTA ACÁ”, DIJO SILEONI



“La educación no es neutra: tiene que tomar partido. La escuela es un sitio de paz, de respeto y no puede haber silencio pedagógico ante la discriminación, la persecución, el abuso”, dijo el funcionario al encabezar el acto de inauguración del ciclo lectivo en esta institución creada en 2011 como respuesta a la exclusión que históricamente sufrió este grupo en el sistema educativo.

“Yo quiero una sociedad donde Virginia pueda ser abanderada y donde estos compañeros puedan cantar el himno en una escuela”, dijo visiblemente emocionado el ministro al referirse a la joven estudiante trans de segundo año que portó la bandera de ceremonia.

Alberto Sileoni en la apertura del ciclo lectivo del Bachillerato Popular Trans "Mocha Celis"

En su Salta natal y como consecuencia de la discriminación, esta joven de 28 años en su adolescencia nunca había podido pasar de primero del polimodal, a pesar de cinco cambios de colegio.

“Para mí es un honor llevar la bandera de Argentina, más por ser la de la escuela que nos abrió las puertas. Hasta hace dos años era una trabajadora sexual, ahora estoy estudiando y quiero ser abogada: eso me emociona mucho”, contó.

El acto de apertura del segundo ciclo lectivo de Bachillerato coincidió este año con la inauguración de dos nuevas aulas, una biblioteca pública y un salón de usos múltiples dentro del espacio que el colegio ocupa en el quinto piso del edificio de la Asociación Mutual Sentimiento (Avenida Lacroze 418), el cual fue completamente remodelado y equipado gracias a un aporte de casi medio millón de pesos otorgados por la cartera educativa nacional.

“No es la piedad del Estado lo que nos trae hoy hasta acá, es la Justicia; porque no necesitamos un Estado benefactor, que mire alrededor y distribuya en términos de caridad, sino un Estado ético. Después de mucho tiempo de injusticias, hoy vemos un Estado más atento y un clima de época que es el de la igualdad”, agregó.

El funcionario remarcó que “no hay una diferencia entre esta escuela y las 45 mil escuelas de todo el país” y que el Mocha Celis, como todas las instituciones educativas, lo que ofrece es “la posibilidad de elegir para que la existencia no sea un destino” y, en el caso de la población trans, ese destino no sea la prostitución.

“Quizás en una sociedad futura que hoy estamos construyendo, un bachillerato como este no sea necesario”, dijo.
Por su parte, la profesora de arte dramático y coordinadora del bachillerato, Vida Morant, recordó que la institución es resultado de 30 años de activismo trans que permitieron dejar atrás “épocas muy oscuras donde se perdieron muchas vidas”.

“Yo, cuando iba a la escuela, soñaba con poder expresarme sin ser censurada, sin sentir miedo o vergüenza. Yo quería escribir `Vida` en las etiquetas de mis cuadernos y en mis lapicitos de colores, algo tan sencillo y primordial como ser nombrada por mi verdadero nombre”, contó.
“Hoy ya no somos las que sólo podíamos andar en un cono de sombras, invisibles, las que no teníamos nombres. Somos las mismas que viajamos con vos en el colectivo, las que andamos por las calles de la ciudades, las que soñamos con un trabajo, las que soñamos con una universidad o con formar una familia”, agregó.

Morat explicó que el bachillerato “es el primer proyecto socioeducativo en el mundo, pensado y orientado con una perspectiva de género hacia las identidades trans”, aunque no de manera exclusiva, pues se trata de una escuela pública de gestión social abierta a todos los que gratuitamente quieran cursar allí sus estudios secundarios y obtener el título de “Perito Auxiliar en Desarrollo de las Comunidades”.
Al acto asistió también Lohana Berkins, la reconocida activista fundadora de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) y de la primera cooperativa trans, que apoyó decisivametne el proyecto.

Berkins hizo hincapié en que, una vez conquistada la ley de identidad de género, hacen falta políticas públicas “que le den contenido” a la norma, y el impulso de un espacio educativo como el Mocha Celis es una de ellas.

“El marco mayor que nos podía dar el estado era el reconocimiento en nuestros propios términos, con la ley de identidad de género. Pero ahora hay que darle contenido", reivindicó.

La dirigente destacó que "esto es lo revolucionario de acá, porque en otro países sacaron la ley pero las compañeras siguen atravesadas por las mismas miserias. Un documento mágicamente no me resuelve nada. ¿Puedo venir a la escuela?, ¿Puedo tener un trabajo?, y es el Estado es el que está dando estas respuestas”.

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