Cuando el juego se convierte en adicción



El juego puede convertirse en un problema, en una adicción. Muchas personas no pueden parar de jugar y en esto arrastran el bienestar y la tranquilidad propia y la de sus seres queridos. La ludopatía es una enfermedad que debe ser tratada como tal para superar los inconvenientes que genera en la persona y en el seno familiar


El juego compulsivo es una enfermedad llamada ludopatía y se caracteriza por la existencia de una dificultad para controlar el impulso de jugar. Es decir, participar en cualquier actividad en la que se ponga algo de valor en riesgo sobre la base de un resultado desconocido, es atractivo para los jugadores compulsivos.


Cuando el juego se convierte en adicción

Primero, la Asociación de Psiquiatría Americana, en 1980 utiliza por primera vez, el concepto de juego patológico, y luego en 1992, la Organización Mundial de la Salud, OMS, comienza a utilizar el término ludopatía para aludir a las personas que presentan un trastorno adictivo con el juego.


La ludopatía es un desorden en el control de los impulsos, aseguran los profesionales de la salud mental. Esto quiere decir que la persona piensa constantemente en el juego y no puede frenar el impulso de jugar; el juego va metiéndose en su vida, restándole placer a otras actividades.

Aumentan las apuestas, el jugador compulsivo cree que para recuperar el dinero perdido tiene que seguir jugando, no puede frenar el impulso de jugar. Los especialistas afirman que en esta problemática, lo que define a un jugador compulsivo es la relación que establece con el juego.

Es entonces cuando el juego se vuelve una adicción. Muchas veces no tardan en llegar los conflictos emocionales, familiares, legales o financieros.

Las personas que sufren esta adicción, muchas veces se sienten avergonzadas y tratan de evitar que otras personas se enteren de su problema.

La negación es una característica de todas las adicciones, y en estos casos, muchas veces se presenta como la fantasía de ganar mucho dinero, de recuperar lo perdido en esa apuesta.

Así también, los jugadores compulsivos mienten sobre donde se encuentran en los momentos en que están jugando. Al aceptar que esto es una enfermedad, sin negarlo, y aceptando que se necesita ayuda, los pacientes ya están dando un primer paso hacia la recuperación.

Ante la duda de que un ser querido esté sufriendo esta problemática, lo imprescindible es consultar con un profesional; en general, la familia no tiene formación ni experiencia para afrontar esta situación, las buenas intenciones no bastan para ayudar a un adicto.

Al intentar llevar a un especialista a la persona implicada, como ya se dijo, la negación puede ser la respuesta. En este caso es importante que las personas que rodean al jugador compulsivo eviten sentirse culpables o desesperadas, siempre un profesional tendrá la mejor respuesta. Existen muchos grupos de ayuda para tratar esta adicción.

En nuestro país, la cantidad de personas afectadas por esta adicción ha crecido en los últimos años. Tanto en la provincia de Buenos Aires, como en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, han aumentado los casinos, bingos y demás locales de juego, en algunos casos abiertos las 24 horas, los 365 días del año.

Programa de prevención

El Instituto de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires, lleva adelante el Programa de Prevención y Asistencia al juego compulsivo de la Provincia de Buenos Aires.

Línea de Atención Gratuita 0800-444-4000.

Centros de Asistencia al Jugador Compulsivo, en distintas zonas de la provincia de Buenos Aires.

Programa de Autoexclusión, por el cual las personas solicitan que no se les permita el ingreso a la salas de juego. Este trámite se realiza en el Centro provincial.

Indicadores para tener en cuenta y saber si hay problemas

Los indicadores no siempre son claros. En general están relacionados también con importantes cambios en el estado de ánimo de la persona: está muy deprimido y de repente se vuelve eufórico, exaltado, incluso agresivo.

Pensar continuamente en el juego.

Jugar para escapar de los problemas, de la tristeza o de la ansiedad.

Sentirse inquieto o irritable al tratar de jugar menos o dejar de jugar.

Utilizar tiempo familiar o laboral para juego.

Apostar mayores cantidades de dinero para intentar recuperar las pérdidas previas.

Pasar mucho tiempo pensando en el juego: recordar experiencias pasadas o formas de conseguir más dinero.

Mentir sobre la cantidad de tiempo o dinero gastado en el juego.

Apostar el dinero destinado a gastos importantes.

Sentirse mal después de jugar, pero no dejar de hacerlo.

Necesidad de pedir dinero prestado debido a las pérdidas ocasionadas por el juego.

Necesidad de apostar cantidades cada vez más grandes de dinero para sentir excitación.

Hacer muchos intentos infructuosos por jugar menos o dejar de jugar.

Después de perder dinero en el juego, volver a apostar otro día para intentar recuperarlo.

Engañar a la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.

Manejos que resultan extraños para las personas del entorno del ludópata, respecto del dinero.

Manejos extraños con el tiempo: no se lo ubica con facilidad.

Atraso en los pagos, supuestos robos.

Compra inesperada de algún objeto costoso.

En muchos casos, se cometen actos ilegales: falsificación, fraude, robo o abuso de confianza, para financiar el juego.