Reforma judicial: "No quiero vivir en un país donde un electo parezca un dictador"



“No puedo imaginar un juez haciendo campaña política y no veo el beneficio para el país”, dijo esta mañana el diputado del MPF Jorge Garramuño por Radio Provincia, cuando todavía seguía votándose en particular la reforma judicial, con aprobación mayoritaria en general, que ya la convierte en ley.



Desde ayer, durante toda la noche y la madrugada de hoy se extendió el debate en la Cámara baja, y se registraron varios cruces violentos entre el oficialismo y la oposición, que casi llega a las manos.


Una de las situaciones más complicadas fue cuando se pidió repetir el voto, porque dos de ellos no se habían identificado, cuando se votaba en particular el artículo segundo. Las versiones de presiones para torcer voluntades corrieron a través de todos los medios que hacían la cobertura, aunque Garramuño fue testigo directo y negó un cambio en la votación, al menos de la diputada Alicia Comelli. Lo cierto es que en medio de los cruces casi llegan a las manos.


“Estas cosas me generan un dejo de amargura en la boca”, señaló el mopofista, que lamentó una votación tan ajustada para un tema de tamaña trascendencia.


“Me deja este sabor amargo, porque son cosas que tienen que ser por mayorías mucho más amplias, por consensos, por debate. Ganar o perder pasa a ser una circunstancia de un tema mucho más profundo, que es la falta de diálogo que tenemos en la Argentina”, dijo.


Criticó tanto al oficialismo como a la oposición. Al primero porque sacaron este proyecto “en forma express, sin debate”; y a la oposición por “la postura poco feliz sobre el final del debate”, puesto que casi todos, ante la causa perdida, decidieron retirarse del recinto, a excepción de Lilita Carrió, que siguió hablando prácticamente hasta el final.


“Yo voté en contra tanto en general como en particular, pero ganó el oficialismo y son las reglas de juego de la democracia”, expuso marcando la necesidad de respetar ese resultado, más allá de las opiniones personales, y teniendo en cuenta que esa mayoría es fruto de lo que “la gente decidió en las elecciones que hubo”.


“Todo el escándalo fue montado desde un punto de vista mediático. En el caso particular del voto de la diputada Comelli, yo estaba al lado de ella y soy testigo privilegiado. Ella votaba a favor y yo en contra”, indicó.


La diputada fue la que, sometido a consideración el artículo segundo, expresó el “no me tomó el voto” que desató el escándalo. Fueron dos sufragios no identificados que llevaron a repetir la votación, pero las versiones de presiones para un cambio corrieron de inmediato.


Garramuño aseguró que “es una situación que se vive normalmente en la Cámara, un error momentáneo después de 17 ó 18 horas de estar sentado. Yo lo vi. Ella había votado en general en positivo. Había votado el artículo 1 y me había comentado que iba a votar todos los artículos a favor. Pidió la palabra y reconoció que no apretó bien, y se armó el escándalo”, sintetizó del episodio.


Agregó que “con Alicia formamos el Interbloque, ella es del Movimiento Popular Neuquino, tuvimos reuniones antes y fijamos postura”. En su caso fue la de “votar en contra de la modificación del Consejo de la Magistratura”, pero “la diputada Comelli y otros cuatro integrantes habían ya fijado la postura de votar a favor. Esto fue antes de que se empiece la sesión y Alicia tenía la decisión de votar a favor”, reiteró.


Consultado sobre la legitimidad de la aprobación de una ley cuando la votación fue tan cerrada, volvió a apuntar al error de la falta de debate además de algunas consideraciones de fondo sobre el contenido y sus consecuencias. “Yo creo que es un enorme error esta ley y que nos hace mucho daño como república. No nos favorece como país y hay una fortísima injerencia del poder político en el poder judicial. Al votarse por voto popular y juntamente con un partido político, quien tenga la conducción del Poder Ejecutivo es probable que a su vez tenga mayoría tanto en la Cámara de Diputados como la de Senadores, y con esta posición va a tener poder sobre el Consejo de la Magistratura. Es una herramienta formidable de presión a los jueces y acá empieza el gran peligro, que es la suma del poder público”, advirtió.


“Yo no lo quiero ni para mí ni para nadie, porque rompemos una regla básica, que es la separación de los poderes. No quiero vivir en un país donde alguien electo por el pueblo tenga un poder tan grande que parezca un dictador”, disparó el parlamentario.


Además manifestó que no puede “imaginar a un juez haciendo campaña política, porque va a ir en una boleta con el MPF, con el radicalismo, el peronismo, el FAP, no sé con quién, pero va a ser de un partido. Me parece que pierde la imparcialidad, o la imagen de imparcialidad. Segundo, genera compromisos políticos, porque va a salir a hacer una campaña, y no veo dónde está el beneficio para el país”.


Garramuño subrayó que esta reforma tampoco es “uno de los temas que la gente está reclamando. La gente reclama a los gritos que se trabaje contra la inseguridad, contra la inflación, que haya redes de contención para los que menos tienen, que se trabaje en estos desastres por falta de inversión como en la tragedia de Once, lo que fue La Plata o Capital. No veo que reformar el Consejo de la Magistratura sea prioridad para los ciudadanos”, insistió.


“Personalmente hubiese preferido dedicarle más tiempo a otra cosa, y dentro de la misma justicia hay cosas mucho más urgentes que este tema”, observó.


Finalmente avizoró un largo enfrentamiento por delante, porque seguirán planteos de inconstitucionalidad. “Todo esto que pasa nos sigue dividiendo como sociedad, estamos perdiendo oportunidades preciosas y mirando de costado necesidades marcadas que tienen muchos sectores de nuestra sociedad”, concluyó.