14 de Mayo 1953;Gol de Ernesto Grillo a los Ingleses


Fue una bisagra, qué duda cabe. La jornada del jueves 14 de mayo de 1953 es al fútbol argentino lo que el 25 de Mayo de 1810 y el 9 de Julio de 1916 representan en la historia argentina. Ese día, el triunfo 3-1 sobre Inglaterra significó, de algún modo, un grito de independencia, un acto de rebeldía del alumno para con el maestro.
A las 15 de esa tarde inolvidable, cuando el árbitro británico Ernest Ellis hizo oír su silbato en cancha de River, puso en marcha la primera versión del “partido del siglo” versión criolla. El calificativo, repetido invariablemente a lo largo de la centuria, podía sonar a exageración, pero en aquellos días nadie se animó a refutarlo.
Es que la selección nacional recibía por primera vez la visita del mítico seleccionado inglés, el equipo de los inventores del fútbol. El cotejo era, además, una revancha de aquel jugado en Wembley, en 1951, donde Argentina cayó 2-1 en los instantes finales, después de haber soportado un largo asio inglés.
Eran los años dorados del deporte nacional, cuando los triunfos internacionales se repetían de manera constante, con representantes argentinos habituados colgar en su pecho medallas doradas y recitando de memoria una dedicatoria cuasi obligatoria: “Para el presidente de la República, Juan Domingo Perón, por su generoso apoyo al deporte”.



Golpe al orgullo inglés
Aquella tarde de 1953, 85.483 espectadores concurrieron a la cancha de River con la secreta esperanza de que la selección argentina hiciera un papel decoroso. El sueño pareció desvanecerse a los 41m cuando Tommy Taylor, adelantó a los ingleses 1-0 con un cabezazo.
Pero dos minutos más tarde, Argentina empató con una monumental jugada de Ernesto Grillo, quien tras recibir un pase del cordobés Carlos Lacasia sobre el sector izquierdo, esquivó a Wright, Garrett y Barlow y desde un ángulo muy cerrado venció con un zurdazo al sorprendido Edward Ditchburn. El tanto pasó a la posteridad como “el gol imposible”.
La segunda parte fue un claro dominio argentino, que anotó dos nuevos goles (Rodolfo Micheli y nuevamente Grillo) para cristalizar una celebrada victoria de 3-1. Perón, presente en el estadio y conmovido por el fervor popular, no dudó luego en firmar un proyecto de resolución para establecer que todos los 14 de mayo se celebren como “el día del futbolista”.
“Lección gratuita de fútbol les dimos a los ingleses”, tituló la revista La Cancha, que agregó: “¿Imbatible los ingleses?... Esto nos huele ahora a un buen argumento para los cuentitos infantiles. Los ‘maestros’ tienen mucho que aprender. Y la lección de Grillo y compañía, creemos que vale la pena la vayan anotando en el manual del verdadero crack de fútbol”.
La revancha se acordó para tres días más tarde, en el mismo estadio de River, y ante el récord de asistentes a un partido: 91.387 espectadores. Pero el partido sólo duró 23 minutos: una tormenta inundó el campo de juego y los minutos restantes nunca se completaron. Iban 0 a 0.
A partir de entonces, el fútbol argentino comenzó a sentir que el título de “mejores del mundo” le pertenecía, un calificativo que recién validó en el Mundial ’78 y que consolidó ocho años más tarde, en México ’86.