Malvinas: cómo ven los kelpers la política del gobierno argentino



Jorge Heili
Por: Jorge Heili 
El libro Fortaleza Malvinas, del periodista inglés Graham Bound, presenta la mirada de los kelpers hacia la política de Cristina Kirchner. Según su autor, se ha experimentado un retroceso en todos los sentidos


Unas 3.000 personas viven en las Islas Malvinas. Un gran porcentaje de esa población local lleva allí 8 generaciones, allí nacieron, viven y morirán. Son los kelpers, los isleños que reclaman su derecho a la autodeterminación, mientras las Argentina y Gran Bretaña mantienen un conflicto por la soberanía de las islas.
El periodista Graham Bound nació en las Malvinas y fundó Penguin News, el periódico de las islas. Hace años se radicó en el Reino Unido, y en 2012 volvió al archipiélago para redescubrir la vida de los kelpers. Tras su viaje, escribió Fortaleza Malvinas, un libro que refleja el sentimiento común de los isleños: miedo a una invasión argentina.
Durante el gobierno de Néstor Kirchner, primero, y sobre todo en el de Cristina Kirchner, la embestida por el reclamo argentino de soberanía sobre las Malvinas en los foros internacionales ha mostrado un rotundo cambio respecto de las políticas anteriores. Según el libro de Bound, la retórica agresiva del discurso de Cristina ha fomentado en los kelpers el temor a una escalada que podría incluir algún tipo de acción militar como en 1982.
Según el autor, los isleños recuerdan con nostalgia las políticas de Guido Di Tella, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores durante la gestión de Carlos Menem (1989-1999). "En tiempos de Di Tella, tuvimos una buena relación. Evitamos la soberanía y acordamos diferir de modo que pudiéramos zanjar los asuntos de interés mutuo. Hicimos acuerdos pesqueros y petroleros y otras cosas. Todo aquello parece fantástico ahora", dice Richard Cockwell, un ex integrante de la Asamblea Legislativa de Malvinas. "Di Tella logró lo virtualmente imposible y llegó a ser apreciado en las Malvinas", asegura Graham Bound en su libro.
Los kelpers califican de bloqueo las restricciones que la Argentina impuso para las comunicaciones interrumpidas con el continente. El reclamo de soberanía argentina sobre las islas se tradujo en medidas que restringieron el envío de productos. La solidaridad de los países del Mercosur con la Argentina ha provocado un desabastecimiento de artículos de primera necesidad en las Malvinas. Según relata Bound, las largas esperas de vuelos o barcos provenientes del Reino Unido han elevado notablemente el costo de vida de los isleños.
Fortaleza Malvinas es un libro que presenta el conflicto desde la mirada de los isleños, las 3.000 personas que desconfían de Londres y mantienen un gran resentimiento hacia los argentinos. Lisa Watson, editora del Penguin News, se refiere a la política de Londres y asegura: "No tenemos total confianza, pero creo que quizás están haciendo las cosas mejor que antes". "Cuando yo era chica, la Argentina era como el cuco. Todavía está allí, pero tienes que encontrar la forma de manejarlo", dice Watson en una charla con el autor del libro.
Para la Argentina, Gran Bretaña evita todo debate sobre la soberanía de las islas usurpadas en 1833, tal como lo refleja la historia. Para los británicos, las islas son un territorio de ultramar y han encontrado en la autodeterminación de los kelpers el principal argumento para negarse a negociar lo evidente. Los isleños no quieren saber nada con la Argentina, y ese sentimiento se radicalizó en la última década, y en 2013, está en el nivel más alto de la historia, "por culpa de Cristina", explica Bound desde Londres.
Los ex combatientes argentinos tienen un sentimiento muy diferente. Consideran que mientras el país no recupere el control de las islas, "la Argentina no estará completa". También denuncian que el sentimiento antiargentino de los kelpers se ha motorizado desde sectores muy radicalizados de la conunidad isleña.
En 1999, el gobierno argentino y el de las Islas acordaron que un vuelo desde Chile haría escala dos veces al mes en la ciudad de Río Gallegos. El acuerdo era parte de un paraguas en el que se incluían la pesca y el petróleo, pero sin discutir la cuestión de la soberanía (que además es un tema por negociar con el Reino Unido, no con los isleños).
Esos acuerdos permitían la explotación pesquera compartida y hasta se introdujo la discusión por la explotación petrolera en la zona. Se recuerda en las Islas las tarjetas de Navidad que el canciller argentino enviaba. En esa etapa se iniciaron los viajes de familiares de los 649 caídos en combate para visitar el cementerio de Darwin.
En 2003, con la llegada de Néstor Kirchner, los vuelos chárter desde el continente se vieron interrumpidos y la cuestión de la "soberanía argentina" sobre las Malvinas se volvió un reclamo permanente hacia Londres, acompañado de medidas cada vez más restrictivas y de un discurso más agresivo hacia los kelpers.
El ex teniente coronel argentino Aldo Rico, héroe de la guerra, cuando se cumplió el 30º aniversario del conflicto bélico, aseguró: "Nosotros decimos 'las Malvinas son argentinas' y hasta los ingleses saben que son argentinas. Ellos son colonizadores y conocen bien cuáles son sus derechos y sus defectos. Pero, nos guste o no nos guste, en última instancia lo van a decidir los kelpers".
Esa postura es la que Londres defiende, ya que después del conflicto de 1982, los kelpers recibieron la ciudadanía británica, recursos para su defensa y fondos que mejoraron mucho el nivel de vida de esa inhóspita región. Hoy, los kelpers son 100% británicos y hasta realizaron un plebiscito en marzo de 2013 donde preguntaron si deseaban seguir bajo bandera inglesa. Los kelpers consideran que tienen el derecho de decidir bajo qué bandera administrar las Islas.
El criterio de la autodeterminación de los pueblos en el caso de Malvinas plantea un polémico escenario, porque aunque los kelpers llevan 8 generaciones en las Islas, son una población extranjera radicada a partir de un suceso de usurpación militar en 1833. Para el caso, explica un ex combatiente, "se podrían trasladar 1.000 argentinos al sur de España y dentro de 100 años exigir ese lugar como territorio argentino".
Después del conflicto de 1982, el gobierno británico dispuso la presencia constante de unos 1.200 hombres, el 30% de los cuales tiene residencia permanente, mientras el resto es rotativo y pertenece a las Fuerzas Armadas de Gran Bretaña.
El libro Fortaleza Malvinas: sitiados en el último bastión británico se editó en español y está disponible para ser descargado en BajaLibros.com (@BajaLibros). Es una mirada interesante para comprender que la política argentina hacia las Islas, aunque desde el discurso y el nacionalismo han sido exitosas, parece haber alejado las posibilidades de un acuerdo, no sólo desde lo diplomático, sino fundamentalmente por el aprovechamiento de recursos como el petróleo y la pesca.