Por Pablo Blanco – Legislador UCR
Una
vez más el gobierno provincial está a punto de rendirse a los pies del gobierno
nacional. Una vez más los problemas económicos y financieros que este gobierno
provincial no supo resolver son el talón de Aquiles que tienen atada de pies y
manos a la Gobernadora Ríos frente al designio del gobierno nacional de ir por
todo en materia de regulación, fijación de condiciones de inversión y apropiación
de buena parte de la renta hidrocarburífera de las provincias.
El
gobierno kirchnerista pretende reformar la Ley de Hidrocarburos, conocida por
los especialistas como “Ley Corta” (Ley N° 26197), para profundizar el rol
monopólico de YPF, legitimar los acuerdos secretos firmados con Chevron para
explotar el yacimiento neuquino de Vaca Muerta, minimizar las posibilidades de
participación de las empresas provinciales, e ignorar olímpicamente la
disposición constitucional de 1994 que pone en manos de las provincias la
propiedad de sus recursos naturales.
Una
vez más el kirchnerismo avanza a la atropellada. Digámoslo claramente para que
se entienda bien: van por todo, quieren asegurar monopolios propios mientras
critican los ajenos. Pretenden que se apruebe la reforma de la Ley lo antes
posible porque saben que perderán, en 2015, la mayoría automática que tienen en
el Congreso de la Nación.
Quisieron
ir por la reelección; quisieron ir por la Justicia apartando procuradores,
fiscales y nombrando jueces amigos; quisieron ir contra la prensa independiente
a través de la Ley de Medios, creando medios afines y repartiendo pauta oficial
a sus amigos; le dieron Aerolíneas Argentinas a la Cámpora brindándole
condiciones cuasi monopólicas; se quedaron con la máquina de hacer billetes a
través de Boudou & Compañía, y ahora aspiran a quedarse con el manejo de
los recursos naturales no renovables que son propiedad de las provincias.
Hay
que ponerle límite al Kirchnerismo y vamos a hacerlo desde la Legislatura
Fueguina. No lo haremos por ser “Contreras” o “destituyentes”, sino porque no
estamos dispuestos con que se les quite a los fueguinos lo que les corresponde.
No estamos dispuestos a resignar riqueza y soberanía. No estamos dispuestos a
canjear lo que en los libros de contabilidad del Estado Nacional son unos
puntitos más de recaudación por las escuelas, mejoras a hospitales y la
cantidad de viviendas que se podrían construir en Tierra del Fuego con el
dinero de las regalías que desde la Casa Rosada quieren fijarnos por décadas.
No
vamos a ser cómplices de semejante latrocinio. No seremos partícipes de
semejante entrega. No vamos a permitir que la reforma de la “ley corta” le
corte las alas a las provincias petroleras, que están en todo su derecho de
exigir mayor participación en el negocio y establecer o convenir mejores
condiciones.
Y para aquellos que afirman que desde la oposición somos
pura queja y sin propuestas, van aquí dos medidas muy concretas: derogar de
manera urgente el Decreto 1277/12, por el que se reglamenta el Régimen de
Soberanía Hidrocarburífera que crea un triunvirato con potestades absolutas,
integrado exclusivamente por miembros del Poder Ejecutivo Nacional; y poner en
marcha, de manera inmediata, del Consejo Federal de Hidrocarburos que incluye a
las provincias.
Vale
la pena recordar que no solo están en juego miles de millones de pesos. Está en
juego mucho más que eso. Se juega la soberanía política y financiera de nuestra
provincia, es decir, el futuro y las posibilidades de desarrollo económico de las
próximas generaciones de fueguinos.
¿Vamos
a permitir que un gobierno en retirada nos hagan semejante cosa? ¡De ninguna manera!
De
concretarse este “acuerdo” –que más que un acuerdo parece un apriete del
gobierno central hacia las provincias– estaríamos frente a un acto de traición
a los fueguinos.
Si
esto se hiciera efectivo, me comprometo a ser el opositor número uno en la
Legislatura para votar en contra de su ratificación. Y si el acuerdo llegara a
aprobarse, que Dios y las urnas castiguen en 2015 a un gobierno que, se ha
burlado de la Constitución Nacional y del genuino interés de los fueguinos.